Cuando un amigo se va…
Homenaje a Rubén Terrón
por: Guillermo
Armendariz
En estos días de Agosto del 2012, falleció a los 62
años Rubén Alberto Terrón, esta noticia causo dolor en quienes lo conocieron y
lo querían.
…Y cuando uno tiene una amistad y quiere mucho al
amigo que se fue… siente que tiene que despedirlo de alguna forma, por eso elegí
hacerlo a mi manera… este es mi homenaje.
Hasta luego Rubén… Gracias por todo…
Guille
“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío” dice
la canción de Alberto Cortez y así es… si quisiéramos llenar ese espacio no
podríamos hacerlo, Rubén era alguien especial para quienes lo conocimos
personalmente más allá del artista, poeta, maestro, director, era un ser humano
extraordinario, era alguien que se metía en el corazón del que estaba con él
conversando que finalmente terminaba siendo el protagonista porque todos
terminaban escuchándolo y viendo caer sus lagrimas mientras endulzaba los oídos
de quienes escuchaban sus relatos, Rubén tenía un don especial para relatar…
para conversar… para transmitir… porque uno nunca se cansaba de escucharlo.
Rubén transmitía mensajes y enseñaba quizás sin
darse cuenta, o quizás no notaba que uno ponía atención en lo él hablaba… a él
no le importaba si con él había diez, veinte o una persona él siempre contaba
sus anécdotas de su niñez y en sus relatos casi siempre había trenes y autos de
carrera especialmente las famosas “cupecitas” del Turismo de Carretera de las
décadas del ’40 y ’50, su pasión por Estudiantes de La Plata y su inolvidable
Escuela 7, él contaba las cosas con mucha pasión y de esa manera permitía
acceder a la imaginación como si lo que contaba estuviera pasando en ese mismo
momento por eso escucharlo era un verdadero placer.
Escucharlo a Rubén era escuchar una especie de
cultura viviente él no hablaba como profesor, él hablaba como uno más que
contaba sus conocimientos con sabiduría, con talento y con enorme
responsabilidad nunca se guardaba su conocimiento, siempre lo compartía, casi
siempre en sus charlas o comentarios agregaba alguna frase de un poeta famoso
que te dejaba pensando… por eso Rubén, hablaba como uno más… pero escribía como
un enorme maestro… de su creatividad y talento nació la obra “De la sangre al
laurel” y otras…
Rubén, dejó su marca y su sello en muchas cosas en
los coros de Dorrego y de la zona donde dirigió con entusiasmo y pasión, dejo
su música, su poesía, su obra, su talento, en sus alumnos de las escuelas donde
dio clase, en los integrantes del Coro Municipal de Coronel Dorrego por donde
por varios años consecutivos pasaron mucha gente de todas las edades, varios de
ellos se fueron de Dorrego formaron sus familias y hoy les transmiten su amor y
su pasión por la música a sus hijos…
Rubén también estuvo a cargo de la Dirección de
Cultura de la Municipalidad de Coronel Dorrego, donde en su corto paso por esa
oficina también supo cosechar algunos amigos, y con su bondad, humildad y
sinceridad supo ganarse el cariño y el respeto de mucha gente dentro y fuera de
la Casa de la Cultura.
Rubén, ya se habrá encontrado con el Sacerdote que
lo invito al Conservatorio de La Plata a estudiar música, con Aldo Pirola, y
tantos otros ya estarán ensayando “De la sangre al laurel” para todos los
ángeles en el cielo.
Hasta luego Rubén… y vos mismo decías todos los días
al despedirte de la gente de “Cultura” GRACIAS POR TODO…
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